Si es posible levantarse más temprano, haz una sesión de ejercicio aeróbico antes de la primer comida del día. En este momento, es mucho más probable que tu cuerpo recurra a la grasa almacenada como tu fuente de energía, ya que los niveles de glucógeno están al mínimo en la mañana.
También es importante recordar que al finalizar ejercicio aeróbico, el ritmo metabólico se mantiene acelerado durante algún tiempo, que puede variar de 60 minutos a 12 horas, todo dependiendo de cuánto y con cuánta intensidad hayas entrenado.
Algo que se puede hacer para aumentar la intensidad de la rutina aeróbica es salir a correr sobre superficies cubiertas de arena, algo que es más difícil que correr sobre superficies sólidas como el cemento. Además, esta superficie tiene un menor impacto sobre las articulaciones. Es importante usar calzado con suela lo suficientemente gruesa como para impedir cortes con vidrios u otros materiales.