El problema para muchos yace en que poseen estómagos sensibles, y pueden sentir náuseas o descompostura si entrenan muy pronto luego de haber comido. Pero esto no es una norma, y se soluciona sencillamente dejando pasar más tiempo entre la comida y el entrenamiento.
Cuando uno está trabajando los músculos, el flujo sanguíneo se dirige hacia éstos, en vez de estar concentrado en el sistema gastrointestinal. Esto causa que la digestión y la absorción de nutrientes sea más lenta que lo normal, pero no menor. Así que, en definitiva, el tiempo que debe pasar entre una comida y una sesión de entrenamiento es una cuestión personal, ya que no hay un tiempo mínimo que se deba esperar a menos que, por supuesto, se tenga un estómago sensible o alguna otra complicación.